Durante siglos, el arte fue un asunto para el recortado mundo del arte y sus especialistas: artistas, galeristas, críticos, curadores, etc. El término “artístico” lo solemos vincular con un objeto, sea un cuadro o una escultura. Pero, ¿por qué no podemos pensar la vida misma como una obra de arte? El filósofo francés Michel Foucault, uno de los más influyentes pensadores del siglo XX, plantea una idea radical: la existencia puede convertirse en una obra de arte. Dice Foucault:
"en nuestra sociedad el arte se ha convertido en algo que no concierne más que a los objetos, y no a los individuos ni a la vida. Que el arte es una especialidad hecha sólo por los expertos que son los artistas. Pero ¿por qué no podría cada uno hacerse de su vida una obra de arte? ¿Por qué esta lámpara, esta casa, sería un objeto de arte y no mi vida?"
Del poder que nos forma al sujeto que se forma a sí mismo
Foucault es más conocido por su teoría del poder y su famoso libro Vigilar y castigar (1975). Allí plantea que el poder no debemos entenderlo solamente como algo que viene desde arriba, como un Estado represor que se impone sobre nosotros, sino como algo que se permea en todos los ámbitos de la vida: la escuela, la familia, el sistema médico, el sistema penal… Todo nos atraviesa.

Aquí Foucault retoma la imagen del panóptico, un modelo de prisión diseñado por el filósofo Jeremy Bentham a fines del siglo XVIII. Por su estructura circular o semicircular, esta arquitectura permite que un vigilante, sin ser visto, pueda vigilar a todos los prisioneros. Como estos no pueden saber a ciencia cierta si están siendo observados, actúan, por las dudas, de acuerdo a las reglas. Para Foucault, este modelo se replica en distintas instituciones de la sociedad, como las escuelas, las fábricas, los hospitales, entre otros. El efecto de sentirnos constantemente vigilados genera un autocontrol total.
En este sentido, sostiene Foucault, no somos sujetos absolutamente libres, sino sujetos sujetados. Somos un producto condicionado por la sociedad.
Sin embargo, hacia el final de su vida, Foucault empieza a cambiar esta mirada un poco pesimista. Inspirado en la lectura de los antiguos griegos, se pregunta: ¿hay una escapatoria de esta sujeción? ¿Hay un afuera del panóptico? ¿Qué podemos hacer con nosotros mismos?
Ética y estética: el arte de vivir
Foucault retoma la idea de pliegue de Deleuze. Si el poder nos atraviesa como una línea recta que viene de afuera, nosotros podemos plegar esa línea, nos da un pequeño margen para resistir. El poder no solo nos domina, sino que también podemos plegarlo.
La pregunta es ya no cómo nos condicionan las instituciones que nos rodean, sino qué hacemos con esta vida. Por eso muchas veces se describe esta última etapa de Foucault como “ética”.
Pero no debemos entender la ética como la aplicación de ciertas normas externas sobre nuestra propia vida. Esto es propio del cristianismo, que receta un conjunto de reglas morales a seguir (“no matarás”, “no mentirás”). Aquí, retomando a los griegos, el abordaje es, más que moralista, estético. Los griegos buscaban no tener una vida “correcta”, sino una vida bella, digna de ser admirada. Se trata de un cuidado de uno mismo que le dé forma a la propia vida como se la da a una obra de arte.
Eso es lo que Foucault llamó estética de la existencia.
Las tecnologías de sí: cómo se entrena una vida
¿Y cómo se logra esto? A través de lo que Foucault llamó tecnologías de sí: ejercicios, hábitos, pequeños gestos, prácticas y saberes que nos transforman a nosotros mismos. En otras palabras, son formas de construirnos. No es algo que se da de un día para otro, sino trabajo cotidiano en la propia subjetividad.
En una época donde el diseño personal es clave e incluso se impone (redes sociales, exposición constante, autobranding), Foucault nos muestra que, pese a que muchas veces estamos sujetados por cuestiones que nos exceden, hay una posibilidad de plegarse, de diseñar nuestra propia vida.
Para seguir leyendo…
Castro – Introducción a Foucault
Foucault – Historia de la sexualidad. El uso de los placeres
Foucault – Historia de la sexualidad. La inquietud de sí
Foucault – La hermenéutica del sujeto